domingo, 25 de septiembre de 2016

Tres razones por las que para comunicar es necesario inferir además de codificar y decodificar



El modelo del código no puede ser correcto desde el momento en que constatamos, entre otros fenómenos, que:

1)   Puede existir comunicación sin código previo compartido: así ocurre cuando se logra la comunicación mediante ostensiones no codificadas que modifican el entorno del receptor (oyente), captando este la intención con la cual el emisor (hablante) modificó dicho entorno. P. ej.: A guiña el ojo a B (no existe código previo que relacione el significante “guiñar el ojo” con algún significado concreto. Esto se ve en que guiñar el ojo no implica lo mismo si lo hace un amigo a otro, un chico a una chica o un abuelo a un nieto); un viandante hace gestos con el brazo dirigidos a un conductor de autobús (el conductor puede inferir que el viandante desea que detenga el autobús, pero no existe un código que relacione el significante “gestos con el brazo” con el significado de detener el autobús, del mismo modo que el significante /kása/ tiene como significado el concepto de casa.

2)   La decodificación correcta de un mensaje codificado no siempre da cuenta de lo que el emisor (hablante) quiere decir con ese mensaje: si el modelo del código fuera correcto, cada vez que se da un fenómeno pragmático como la ironía o la activación de implicaturas, se tendría que considerar que el receptor (oyente) interpretó exitosamente el mensaje si se detuviese en la interpretación de su significado literal, pero esto es perentoriamente falso. Así, por ejemplo:


A: ¿Te gusta conducir un Ferrari?
B: No me gusta conducir coches caros.

Donde se entiende que con la emisión de B, este quería decir no que no le gustara conducir coches caros, sino concretamente daba una respuesta (indirecta) a A: no desea conducir un Ferrari.

         A: ¿Puedo comerme tu bocadillo?
         B: Sí, este y tres más.

En este intercambio conversacional, la respuesta de B indica de forma irónica que no está dispuesto, ni de lejos, a permitir que A coma su bocadillo. Pero si el modelo del código fuera correcto, entonces se consideraría que A entendió el mensaje de B si este interpretase lo que dice literalmente, a saber: que puede comerse ese bocadillo y tres más. Necesitamos inferir a partir del significado literal lo que realmente quiso decir el emisor con ese mensaje.

3)   Las inferencias están contenidas incluso en el acto de decodificar un mensaje: existe un salto entre la representación semántica de una oración  y los mensajes que son realmente comunicados por proferir el enunciado. Por ejemplo: si leo en un libro de salud y cuidados para ancianos el siguiente enunciado: “Los huevos deben ser cocinados propiamente y, si hay personas mayores en la casa, deben ser cocidos”. Por nuestro conocimiento enciclopédico del mundo, sabemos que deben ser cocidos los huevos y no las personas mayores. Pero el punto es que el código no determina que no sean las personas mayores las que deban ser cocidas, necesitamos inferirlo.

En los tres casos señalados, hay un término resaltado en negrita: inferir (de inferencia). Pero, ¿qué es la inferencia? Veámoslo según el Diccionario de lingüística moderna:

(1) Se llama inferencia al proceso mental por el que dos participantes en una conversación evalúan las intenciones de los demás, en las que basan sus respuestas. Sperber y Wilson (1986a: 68) definen la ‘inferencia’ como el proceso por el que una suposición es aceptada como verdadera o probablemente verdadera, según la fuerza de la verdad o de la probable verdad de otras suposiciones; en su análisis se decantan por la inferencia no demostrativa, ya que no hay ningún modelo que explique las operaciones cognitivas de la mente que desembocan en una ‘inferencia’ correcta. En la inferencia demostrativa la verdad de las premisas garantiza la verdad de las conclusiones; en la inferencia no demostrativa (cf certidumbre), la verdad de las premisas sólo hace que la verdad de las conclusiones sea probable.
(2) También se llama inferencia a la información deducida en un intercambio de expresiones lingüísticas o conversación. Además del significado denotativo, cualquier enunciado puede transportar connotaciones y, sobre todo, información adicional generada por el contexto en el que se produzca el enunciado, esto es ‘inferencias’. Por ejemplo, el enunciado “¡Qué calor hace!” puede ser interpretado por un interlocutor que se encuentre cerca de una ventana como “Por favor, abre la ventana”.
En la comunicación hay dos clases de significados, los denotativos o referenciales, aparte de las connotaciones, y los inferenciales. Las implicaturas son ‘inferencias’ contextuales.»  [Alcaraz Varó, Enrique / Martínez Linares, María Antonia: Diccionario de lingüística moderna. Barcelona: Editorial Ariel, 1997, p. 300-301]

viernes, 23 de septiembre de 2016

Ejercicios de identificación de elementos de la comunicación


Ejercicios de elementos de comunicación

(extraídos de la excelente página de recursos lenguatrifida.blogspot.com)




1) Señala los elementos de comunicación de los siguientes procesos comunicativos: (***)
  • A) La Orquesta Sinfónica de Londres toca el Bolero de Ravel en un parque de Viena.
  • B) La chica del tiempo explica la llegada de un anticiclón a la península.
  • C) Manolo llama a Ana por teléfono para contarle cómo le ha ido el día.


2) Indica los distintos elementos de los siguientes procesos de comunicación: (***)

  1. La sirena suena para avisar a los obreros de que es la hora del bocadillo.
  2. Ana escribe un e-mail a Manolo.
  3. El general Custer envía una carta al primer oficial del séptimo de caballería a través del Pony Express.
  4. El muecín llama a oración a los fieles musulmanes.
  5. Un árbitro saca la tarjeta roja a Messi en un partido España- Argentina.


3) Inventa dos procesos de comunicación y señala sus elementos. (***)

4) Señala los elementos de estos procesos de comunicación: (***)

  1. Piloto y azafata explican a los pasajeros de un avión las medidas de seguridad.
  2. En una velada de boxeo la chica del bikini enseña un cartel con un 3 indicando el número de round.
  3. El faro de Chipiona encendido por la noche.
  4. Este dibujo en una celda de la prisión de Alcatraz.
  5. Un gato eriza su pelo cuando vas a tocarlo.
5) Señala los distintos elementos de los siguientes procesos de comunicación (***) :
  • a) la sirena de un coche de policía suena por las calles de Barcelona; 
  • b) Juan lee en su cuarto El Barón Rampante de Italo Calvino; 
  • c) el profesor de lengua lee ante sus alumnos un poema de José Hierro; 
  • d) una sirena de color ámbar se enciende cuando Rusia mete un gol a Estados Unidos en un partido de hockey sobre hielo; 
  • e) Eugenia escucha en su cuarto la canción “Time” del disco Dark side of the moon, de Pink Floyd.

jueves, 22 de septiembre de 2016

Cómo se rompió con el modelo del código según la teoría de la relevancia





     
1)      El modelo del código y sus límites

La comunicación es un proceso que involucra dos dispositivos de procesamiento de información. Un dispositivo modifica el entorno físico del otro y, como resultado, el segundo construye representaciones similares a las representaciones ya almacenadas en el primero.
¿Cómo puede un estímulo físico dar lugar a la similaridad de representaciones cuando no hay similaridad de ningún tipo entre el estímulo y las representaciones? Todas las teorías respondían a esta pregunta mediante el modelo del código. Un código capacita a dos dispositivos que procesan información para comunicarse. Las emisiones lingüísticas tienen éxito al comunicar pensamientos; la hipótesis de que las emisiones son señales que codifican pensamientos parece explicar este hecho. Sin embargo, la comprensión incluye más cosas que la decodificación de una señal lingüística: hay un hiato entre la representación semántica de las oraciones y los pensamientos comunicados efectivamente por las emisiones que no queda rellenado por más código, sino por inferencia.
El estudio de la representación semántica de las oraciones pertenece a la gramática; el estudio de la interpretación de las emisiones pertenece a lo que ahora se conoce como pragmática. La pragmática tiene que explicar cómo los oyentes resuelven ambigüedades, completan oraciones elípticas o incompletas por cualquier otra razón, identifican las inferencias que el hablante intentan que se hagan, identifican la fuerza ilocucionaria, reconocen tropos y recuperan el alcance implícito, entre sus tareas.
Para justificar el modelo del código de la comunicación verbal, tendría que mostrarse que puede darse cuenta de la interpretación de las emisiones en el contexto añadiendo un nivel pragmático extra de decodificación en el nivel lingüístico proporcionado por la gramática. En la práctica, sin embargo, muchos estudiosos de la pragmática han descrito la comprensión como un proceso inferencial.
Los procesos inferenciales y de decodificación son diferentes. Un proceso inferencial toma un conjunto de premisas como input y proporciona como output un conjunto de conclusiones que se siguen lógicamente de o, al menos, están garantizadas por las premisas. Un proceso de decodificación toma una señal como input y proporciona como output un mensaje asociado con la señal por medio de un código subyacente. Las conclusiones no están, en general, asociadas con sus premisas por un código, y las señales no garantizan los mensajes que conllevan.
El conjunto de premisas usado para interpretar una emisión constituye lo que se conoce generalmente como contexto. Un contexto es un constructo psicológico, un subconjunto de las suposiciones del oyente sobre el mundo. Cada nueva emisión requiere un contexto diferente (aunque sea solo porque la interpretación de la emisión previa se ha convertido en parte del contexto). Un problema central para la teoría pragmática es describir cómo construye el oyente un contexto nuevo para cada emisión.
Para los teóricos del código, el contexto usado por el oyente debe ser idéntico siempre al que el hablante tiene en cuenta. ¿Puede cumplirse esta condición? Cualesquiera dos personas están seguras de compartir algunos supuestos sobre el mundo. No obstante, esto plantea cómo distinguir entre los supuestos que comparten hablante y oyente y los que no. Por esta razón, tienen que hacer suposiciones de segundo orden sobre qué supuestos de primer orden comparten; pero entonces harían mejor en asegurarse de que comparten esos supuestos de segundo orden, lo cual exige supuestos de tercer orden y así de manera indefinida.
Dentro del armazón del modelo del código el conocimiento mutuo es una necesidad. Sin embargo, los estudiosos de la pragmática no han ofrecido apoyo independiente para distinguir conocimiento mutuo y no mutuo. En Relevance se presentan argumentos para mostrar que la hipótesis del conocimiento mutuo es psicológicamente implausible. Como conclusión, se rechaza el modelo del código de la comunicación verbal que implica.

2)      El modelo inferencial

En “Meaning”, Grice analizaba lo que es para un individuo querer decir algo mediante una emisión en términos de intenciones e intentaba extender este análisis del “significado del emisor” a áreas que suscitan tradicionalmente preocupación semántica tales como el análisis del “significado de la oración” y el “significado de la palabra”. El análisis de Grice proporciona el punto de partida para un nuevo modelo de la comunicación, el modelo inferencial, y esta es la manera en que la usamos en Relevance.
Supongamos que María quiere informar a Pedro del hecho de que tiene inflamación de garganta. Todo lo que tiene que hacer Pedro oiga su voz ronca, proporcionándole así una evidencia saliente y concluyente de que tiene inflamación en la garganta. Supóngase que María intenta, el 10 de enero, informar a Pedro de que tenía información de garganta la Nochebuena anterior. Esta vez será más difícil que proporcione evidencia directa. Lo que sí puede hacer es proporcionarle evidencia directa de su intención presente de informarle de ello. Esto lo puede hacer diciendo, p. ej., “Tenía la garganta inflamada el día de Nochebuena”. La intención de María de informar a Pedro de su pasada inflamación de garganta se cumple haciendo que Pedro reconozca su intención.
Este ejemplo muestra que la información puede transmitirse de dos maneras diferentes. Una manera consiste en proporcionar evidencia directa, aunque esto no debería considerarse en sí mismo una forma de comunicación. Cualquier estado de cosas proporciona una evidencia directa. Otra manera de transmitir información es proporcionar evidencia directa para la intención que uno tiene de transmitirla. Este segundo método es claramente una forma de comunicación; se puede llamar comunicación inferencial puesto que la audiencia infiere la intención del comunicador a partir de la evidencia proporcionada para este preciso propósito.
Un comunicador que participa en comunicación inferencial modifica perceptiblemente el entorno físico de su audiencia, esto es: produce un estímulo. Lo hace con dos intenciones características: la intención informativa, para informar a la audiencia de algo, y la intención comunicativa, para informar a la audiencia de su intención informativa.
¿Cómo se reconocen las intenciones informativas? Grice sugiere que un comunicador racional intenta cumplir ciertos patrones generales. Describe esos patrones como un principio cooperativo y nueve máximas asociadas. A partir del conocimiento de esos patrones, la observación de la conducta del comunicador y del contexto, la audiencia puede normalmente inferir la intención informativa del comunicador. Considérese el siguiente ejemplo:

Pedro: ¿Quieres una taza de café?
María: El café no me deja dormir.

A menos que se hagan algunos supuestos adicionales, la respuesta de María no logra satisfacer una de las máximas de Grice: “Ve al grano”. Sin embargo, Pedro debería dar por sentado que María no está desafiando la máxima; puede justificar este supuesto suponiendo también que María intenta que él infiera de su respuesta que no quiere estar despierta y que, por lo tanto, no quiere nada de café. Estas suposiciones inferidas contextualmente, recuperadas por referencia al principio cooperativo y las máximas, son lo que Grice llama implicaturas de la emisión de María. Tales implicaturas se comunican no por medio de la codificación, sino proporcionando evidencia del hecho de que el hablante intenta transmitirlas.
El análisis de las implicaturas propuesto por Grice es enteramente ex post facto. Dado que se encuentra que una emisión en un contexto conlleva implicaturas particulares, lo que tanto el oyente como el estudioso de la pragmática pueden hacer es mostrar, en términos intuitivos, cómo un argumento basado en el contexto, la emisión y las expectativas generales justifica la interpretación particular elegida. Lo que no logran mostrar es que, sobre la misma base, no podría haberse dado un argumento igualmente bien formado para una interpretación completamente diferente y poco plausible.

La idea de Grice es que el mismo acto de comunicación crea expectativas que a continuación él mismo explota proporcionado un punto de partida. Además de esto, el modelo inferencial necesita una reelaboración para que pueda convertirse en un modelo realmente explicativo. 

lunes, 19 de septiembre de 2016

Cuando Peirce encontró a Grice: querer decir algo no es lo mismo que indicarlo



El filósofo estadounidense Charles Sanders Peirce introdujo una distinción relevante en el modo en que un elemento físico puede indicar o referirse a otro. Intuitivamente, podemos observar que un retrato de Velázquez apunta inmediatamente al pintor sevillano, en el sentido en que nos hace tenerlo presente (lo recordamos, podemos entender que alguien se refiera a él si exhibe ese retrato). Esto mismo pasa cuando vemos una señal de humo: nos recuerda la presencia del fuego. No obstante, aquí puede apreciarse una primera diferencia: mientras que el retrato de Velázquez señala a Velázquez en virtud de la semejanza que dicho retrato tiene con la imagen del rostro que comúnmente asociamos a él, el humo señala al fuego debido a que asociamos al humo como consecuencia de la presencia del fuego. Resumiendo, el retrato de Velázquez señala a Velázquez por ser parecido; el humo señala al fuego por ser normalmente el humo una consecuencia de que haya fuego. 

Pues bien, a la clase de fenómenos que alude a otros por ser parecido (i.e., por guardar una semejanza entre lo que se presenta y la realidad a la cual se parece), Peirce lo llamaba (en la traducción que de sus textos hacemos) ICONO. En esta categoría entran pinturas, dibujos o cualquier imitación gráfica o sonora de la realidad en general. 

En cambio, a la clase de fenómenos que alude a otros por ser dicho fenómeno consecuencia natural de algo, Peirce lo llamaba ÍNDICE o INDICIO. En general, se suele observar una relación de continuidad, por la que si x es indicio de y, entonces x suele seguir o suceder a y. Así, el rayo es un indicio de tormenta, la huella es un indicio de una pisada, los colores vivos en un pez son (o pueden ser) indicio de que sea venenoso, etc. 

En todos estos casos, la relación que existe entre lo que representa algo y lo representado es "natural". Quiere decirse con ello lo opuesto a convencional. Nadie decidió que el retrato de Velázquez apuntase a Velázquez, ni que un dibujo de un perro recordase a un perro; tampoco nadie eligió que el humo hiciese pensar en el fuego. En todos estos casos, la ligazón o el vínculo entre lo que representa (el humo, por ejemplo) y lo representado (el fuego) es natural, lo que se demuestra porque dicha asociación es (tiende a ser) universal, no dependiente de lenguas o culturas. 

Véase cómo se contrapone esto a la relación que existe entre la palabra "perro" en español y el animal "perro". En este caso, la palabra "perro" designa la realidad "perro" solo a partir de que existe una convención, concretamente la aceptada tácitamente por los hablantes de español, por la que cada vez que alguien pronuncia o dice verbalmente la palabra "perro", quiere referirse al animal "perro". Que sea una convención se demuestra por lo siguiente: para los hablantes de inglés, la palabra "perro" no significa nada, deben decir "dog"; los hablantes de francés tampoco entenderían nada, y solo se conseguiría alguna comprensión a partir de escribir "chien". 

Para indicar que algo consiga indicar o apuntar a otra cosa a partir de su carácter convencional, Peirce utilizó el término símbolo. Son así SÍMBOLOS las palabras de cualquier lengua natural (francés, español, chino, árabe, etc.). No obstante, los símbolos no se limitan a ser palabras de lenguas naturales. Así, por ejemplo, la balanza simboliza en nuestra cultura la justicia o equidad; ir vestido de negro en un entierro simboliza un luto, etc. 

Paul Grice, filósofo del lenguaje británico, señaló una distinción ciertamente parecida, pero no igual. Grice pensó que los índices tenían un significado natural, en el sentido en que un síntoma de una enfermedad apunta a esa enfermedad sin que ningún ser humano haya podido elegir o cambiar eso. No obstante, se dio cuenta de que las emisiones lingüísticas (símbolos que utilizados dentro de las reglas que rigen un código lingüístico se llaman signos) son significados no-naturales, por ser elegidos por la comunidad de hablantes (como se dijo antes, la comunidad de hablantes de español "decidió" que la palabra "perro" significase el animal PERRO). Pero son no-naturales, sobre todo, porque además una emisión lingüística (un enunciado, por ejemplo), puede significar algo diferente en cada emisión por un hablante particular en una situación dada. Por ejemplo:


A y B son dos hablantes. En la situación 1:
A: ¿Te gustan los coches caros?
B: No me gustan los coches caros.

En la situación 2:
A: ¿Quieres conducir un Ferrari?
B: No me gustan los coches caros.

Mientras que el hablante B en la situación 1 quiso decir con "No me gustan los coches caros" justamente "No me gustan los coches caros", en la situación 2 con "No me gustan los coches caros" quiso decir "No quiero conducir un Ferrari". Es esto, justamente, lo que Grice llama SIGNIFICADO NO-NATURAL, el cual puede coincidir (o no) con el significado literal de las emisiones lingüísticas. 


ACTIVIDADES:

  1. Un emoticono de Whatsapp, ¿es un icono, un índice o un símbolo tal como lo entiende Peirce? ¿Por qué?
  2. Un cuadro de arte abstracto, como los de Rothko, ¿es un símbolo en el sentido en que emplea el término Peirce? ¿Por qué? 
  3. Clasifica los siguientes elementos en iconos, índices o símbolos. En primer lugar aparece el icono, índice o símbolo y entre paréntesis a lo que se refiere: nubes negras (lluvia), olor a perfume (Eva), dibujo de paloma (paloma), dibujo de paloma (paz), manchas rojas (sarampión), palabra escrita "ordenador" (ordenador), Guernica de Picasso (sufrimiento en la guerra). 
  4. Explica qué semejanzas y qué diferencias existen entre la noción de símbolo de Peirce y la noción de significado no-natural de Grice.