jueves, 22 de septiembre de 2016

Cómo se rompió con el modelo del código según la teoría de la relevancia





     
1)      El modelo del código y sus límites

La comunicación es un proceso que involucra dos dispositivos de procesamiento de información. Un dispositivo modifica el entorno físico del otro y, como resultado, el segundo construye representaciones similares a las representaciones ya almacenadas en el primero.
¿Cómo puede un estímulo físico dar lugar a la similaridad de representaciones cuando no hay similaridad de ningún tipo entre el estímulo y las representaciones? Todas las teorías respondían a esta pregunta mediante el modelo del código. Un código capacita a dos dispositivos que procesan información para comunicarse. Las emisiones lingüísticas tienen éxito al comunicar pensamientos; la hipótesis de que las emisiones son señales que codifican pensamientos parece explicar este hecho. Sin embargo, la comprensión incluye más cosas que la decodificación de una señal lingüística: hay un hiato entre la representación semántica de las oraciones y los pensamientos comunicados efectivamente por las emisiones que no queda rellenado por más código, sino por inferencia.
El estudio de la representación semántica de las oraciones pertenece a la gramática; el estudio de la interpretación de las emisiones pertenece a lo que ahora se conoce como pragmática. La pragmática tiene que explicar cómo los oyentes resuelven ambigüedades, completan oraciones elípticas o incompletas por cualquier otra razón, identifican las inferencias que el hablante intentan que se hagan, identifican la fuerza ilocucionaria, reconocen tropos y recuperan el alcance implícito, entre sus tareas.
Para justificar el modelo del código de la comunicación verbal, tendría que mostrarse que puede darse cuenta de la interpretación de las emisiones en el contexto añadiendo un nivel pragmático extra de decodificación en el nivel lingüístico proporcionado por la gramática. En la práctica, sin embargo, muchos estudiosos de la pragmática han descrito la comprensión como un proceso inferencial.
Los procesos inferenciales y de decodificación son diferentes. Un proceso inferencial toma un conjunto de premisas como input y proporciona como output un conjunto de conclusiones que se siguen lógicamente de o, al menos, están garantizadas por las premisas. Un proceso de decodificación toma una señal como input y proporciona como output un mensaje asociado con la señal por medio de un código subyacente. Las conclusiones no están, en general, asociadas con sus premisas por un código, y las señales no garantizan los mensajes que conllevan.
El conjunto de premisas usado para interpretar una emisión constituye lo que se conoce generalmente como contexto. Un contexto es un constructo psicológico, un subconjunto de las suposiciones del oyente sobre el mundo. Cada nueva emisión requiere un contexto diferente (aunque sea solo porque la interpretación de la emisión previa se ha convertido en parte del contexto). Un problema central para la teoría pragmática es describir cómo construye el oyente un contexto nuevo para cada emisión.
Para los teóricos del código, el contexto usado por el oyente debe ser idéntico siempre al que el hablante tiene en cuenta. ¿Puede cumplirse esta condición? Cualesquiera dos personas están seguras de compartir algunos supuestos sobre el mundo. No obstante, esto plantea cómo distinguir entre los supuestos que comparten hablante y oyente y los que no. Por esta razón, tienen que hacer suposiciones de segundo orden sobre qué supuestos de primer orden comparten; pero entonces harían mejor en asegurarse de que comparten esos supuestos de segundo orden, lo cual exige supuestos de tercer orden y así de manera indefinida.
Dentro del armazón del modelo del código el conocimiento mutuo es una necesidad. Sin embargo, los estudiosos de la pragmática no han ofrecido apoyo independiente para distinguir conocimiento mutuo y no mutuo. En Relevance se presentan argumentos para mostrar que la hipótesis del conocimiento mutuo es psicológicamente implausible. Como conclusión, se rechaza el modelo del código de la comunicación verbal que implica.

2)      El modelo inferencial

En “Meaning”, Grice analizaba lo que es para un individuo querer decir algo mediante una emisión en términos de intenciones e intentaba extender este análisis del “significado del emisor” a áreas que suscitan tradicionalmente preocupación semántica tales como el análisis del “significado de la oración” y el “significado de la palabra”. El análisis de Grice proporciona el punto de partida para un nuevo modelo de la comunicación, el modelo inferencial, y esta es la manera en que la usamos en Relevance.
Supongamos que María quiere informar a Pedro del hecho de que tiene inflamación de garganta. Todo lo que tiene que hacer Pedro oiga su voz ronca, proporcionándole así una evidencia saliente y concluyente de que tiene inflamación en la garganta. Supóngase que María intenta, el 10 de enero, informar a Pedro de que tenía información de garganta la Nochebuena anterior. Esta vez será más difícil que proporcione evidencia directa. Lo que sí puede hacer es proporcionarle evidencia directa de su intención presente de informarle de ello. Esto lo puede hacer diciendo, p. ej., “Tenía la garganta inflamada el día de Nochebuena”. La intención de María de informar a Pedro de su pasada inflamación de garganta se cumple haciendo que Pedro reconozca su intención.
Este ejemplo muestra que la información puede transmitirse de dos maneras diferentes. Una manera consiste en proporcionar evidencia directa, aunque esto no debería considerarse en sí mismo una forma de comunicación. Cualquier estado de cosas proporciona una evidencia directa. Otra manera de transmitir información es proporcionar evidencia directa para la intención que uno tiene de transmitirla. Este segundo método es claramente una forma de comunicación; se puede llamar comunicación inferencial puesto que la audiencia infiere la intención del comunicador a partir de la evidencia proporcionada para este preciso propósito.
Un comunicador que participa en comunicación inferencial modifica perceptiblemente el entorno físico de su audiencia, esto es: produce un estímulo. Lo hace con dos intenciones características: la intención informativa, para informar a la audiencia de algo, y la intención comunicativa, para informar a la audiencia de su intención informativa.
¿Cómo se reconocen las intenciones informativas? Grice sugiere que un comunicador racional intenta cumplir ciertos patrones generales. Describe esos patrones como un principio cooperativo y nueve máximas asociadas. A partir del conocimiento de esos patrones, la observación de la conducta del comunicador y del contexto, la audiencia puede normalmente inferir la intención informativa del comunicador. Considérese el siguiente ejemplo:

Pedro: ¿Quieres una taza de café?
María: El café no me deja dormir.

A menos que se hagan algunos supuestos adicionales, la respuesta de María no logra satisfacer una de las máximas de Grice: “Ve al grano”. Sin embargo, Pedro debería dar por sentado que María no está desafiando la máxima; puede justificar este supuesto suponiendo también que María intenta que él infiera de su respuesta que no quiere estar despierta y que, por lo tanto, no quiere nada de café. Estas suposiciones inferidas contextualmente, recuperadas por referencia al principio cooperativo y las máximas, son lo que Grice llama implicaturas de la emisión de María. Tales implicaturas se comunican no por medio de la codificación, sino proporcionando evidencia del hecho de que el hablante intenta transmitirlas.
El análisis de las implicaturas propuesto por Grice es enteramente ex post facto. Dado que se encuentra que una emisión en un contexto conlleva implicaturas particulares, lo que tanto el oyente como el estudioso de la pragmática pueden hacer es mostrar, en términos intuitivos, cómo un argumento basado en el contexto, la emisión y las expectativas generales justifica la interpretación particular elegida. Lo que no logran mostrar es que, sobre la misma base, no podría haberse dado un argumento igualmente bien formado para una interpretación completamente diferente y poco plausible.

La idea de Grice es que el mismo acto de comunicación crea expectativas que a continuación él mismo explota proporcionado un punto de partida. Además de esto, el modelo inferencial necesita una reelaboración para que pueda convertirse en un modelo realmente explicativo. 

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